Terapia con animales para personas mayores

La terapia con animales para personas mayores está cada vez más extendida en residencias. Muchas de estas personas acusan un déficit de estimulación o sentimientos de soledad, que repercuten en su condición física, psíquica y emocional.

Para paliar esta circunstancia y mejorar su salud, la Terapia Asistida con Animales (TAA) constituye una forma de intervención que combate la monotonía y mejora la estimulación sensorial. Con la finalidad de potenciar el desarrollo físico y mental en edades avanzadas, los perros se convierten en el principal recurso terapéutico, aunque también se pueden utilizar otros animales (gatos, caballos, etc.).

¿Son efectivas las terapias asistidas con animales para personas mayores?

En las últimas décadas se han publicado diversos estudios que demuestran la repercusión positiva de la terapia con animales para personas mayores en su estado emocional. Dichos estudios confirman que pueden mejorar el estado de ánimo, motivar a la persona y fortalecer su autoestima.

Asimismo, el contacto físico con el animal ayuda a reducir los niveles de estrés y puede prevenir la depresión. Respecto al ámbito social, los perros de terapia facilitan el contacto entre las personas, lo que ayuda a combatir la soledad.

En cuanto al plano físico, el contacto con los animales ayuda a estar más activo y, en general, provoca una mejora de la salud física del mayor.

Además, las actividades que se realizan dentro de un programa de terapia con animales para personas mayores en las residencias son efectivas también para evitar la pérdida de memoria y concentración, mejorar la capacidad de seguir instrucciones y tomar decisiones, y prevenir otro tipo de alteraciones y trastornos de carácter cognitivo.

En resumen, la relación con una mascota en contexto de terapia proporciona a las personas mayores una mayor calidad de vida.

Beneficios de las intervenciones asistidas con perros

A nadie le extraña que sean los perros los animales más socorridos y eficaces para este tipo de terapias. El “mejor amigo del hombre” tiene unas características de dependencia, obediencia y lealtad como animal de compañía, forjadas a base de siglos y siglos de relación con los seres humanos.

No obstante, los perros que se utilizan en terapia son cuidadosamente seleccionados para esta labor y pasan por un periodo de adiestramiento previo. Se eligen animales calmados y sociables, que cumplan los criterios de fiabilidad, predictibilidad, control y adaptabilidad.

A continuación, profundizamos un poco en los principales beneficios derivados de la terapia con animales para personas mayores:

Mejora de la autoestima

Hacerse cargo de una mascota, aunque sea solo durante un rato, ayuda a sentirse útil. Tengamos en cuenta lo importante que esto resulta para una persona mayor. Esta pasa de una óptica más pasiva como dependiente a la percepción de su rol más activo como persona cuidadora.

Además, el contacto con el animal disminuye la sensación de soledad. Y cuando el perro demuestra su cariño la persona se siente querida y valorada. Todo ello repercute de forma positiva en su autoestima.

Mejora del estado de ánimo

El vínculo emocional entre la persona mayor y el perro aporta un sentimiento de utilidad (relacionado con el punto anterior) y desarrolla otros como la empatía, alegría y confianza. Además, ayuda a la distracción y el entretenimiento, fundamental a estas edades. Todos estos factores mejoran el estado de ánimo de la persona y ayudan a prevenir la depresión.

Atracción del interés

La presencia del perro ayuda a trabajar la atención del mayor e influye de forma positiva sobre su capacidad de concentración. Un aspecto muy interesante con personas que sufren problemas de desorientación asociados a otros trastornos.

Por otro lado, el contacto con la mascota les ayuda a evadirse de pensamientos negativos y a centrarse en un ser vivo que demanda su atención.

Reducción del estrés y disminución de la presión arterial

Existen diferentes estudios que lo demuestran: el mero gesto de acariciar a un animal es, de por sí, relajante. Proporciona un estado de bienestar que reduce los niveles de estrés (disminución de cortisol, la hormona del estrés) y ansiedad, y que se traduce en una presión arterial más baja y un ritmo cardiaco más saludable.

Estimulación de la mente

La terapia con animales para personas mayores estimula la actividad psíquica de las personas mayores a todos los niveles:

• Influye en el enlentecimiento del deterioro cognitivo. Tanto es así que también se utiliza este tipo de terapias con personas con enfermedad de Alzheimer, Parkinson, etc.
• Fomenta la memoria y el aprendizaje.
• Ayuda a conectar con sentimientos y recuerdos significativos.
• Mejora la comunicación verbal y no verbal.
• Proporciona estimulación a través de los sentidos de la vista, tacto, olfato y oído.

Fomento de la actividad física

A través de paseos y juegos con el perro, la persona mayor combate el sedentarismo y adopta hábitos más saludables, con lo que previene problemas cardiovasculares, etc.

El contacto con una mascota también fortalece las extremidades de las personas y favorece la motricidad gruesa (con juegos como lanzarle la pelota al perro) y fina (con ejercicios como acariciar o peinar, realizar puzles o recortar figuras, etc.).

Estimulación social

El perro de terapia actúa como facilitador social, propiciando el contacto y la interacción personal. Hay que tener en cuenta que estas terapias suelen realizarse en sesiones grupales. Así, se producen más charlas y risas durante la terapia que luego pueden continuar durante el resto de la jornada. Esto resulta de gran utilidad dentro de una residencia o en personas que viven solas, con factor de prevención de la depresión y del sentimiento de soledad.