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¿Cómo controlar la ansiedad en personas mayores?

¿Es habitual la ansiedad en personas mayores? Normalmente, solemos asociar los trastornos en esta etapa vital con problemas físicos relacionados con la movilidad y determinados dolores. También los relacionamos con el deterioro cognitivo, como el asociado a la enfermedad del alzhéimer y otras demencias, etc.

Sin embargo, la ansiedad es una reacción al estrés que puede verse influenciada ante determinados cambios vitales propios de estas edades. Se calcula que afecta entre el 10 y el 15% de las personas mayores. El trastorno de ansiedad generalizada es común en la tercera edad.  

En realidad, es un problema que se ha subestimado como categoría psicopatológica en adultos mayores, y la investigación de la que se dispone al respecto no es todo lo amplia que cabría esperar.


 

¿Qué es la ansiedad?

De acuerdo con la definición de la APA (Asociación Psiquiátrica Americana), la ansiedad es “una emoción caracterizada por sentimientos de tensión, pensamientos de preocupación y cambios físicos como el incremento de la presión sanguínea”. También pueden presentarse otros síntomas físicos como sudoración, temblor, mareos, etc.

Según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la APA), el Trastorno de Ansiedad Generalizada se caracteriza por un estado frecuente de ansiedad y preocupación excesiva, difícil de controlar, asociado a síntomas como inquietud, dificultad de concentración, irritabilidad, tensión muscular, problemas de sueño, etc.

Factores que contribuyen a la ansiedad en personas mayores

Existen diferentes factores de riesgo asociados al desarrollo de trastornos de ansiedad en personas mayores, entre los que vamos a destacar tres.

Por otro lado, la investigación científica apunta a que las mujeres duplican el riesgo de padecer un trastorno de este tipo frente a los hombres.  

Cambios físicos y emocionales

A partir de los 65 años, se suceden los cambios en el aspecto biológico y psicológico de la persona. Se pierde visión, audición… Todos los sistemas de nuestro organismo se resienten al entrar en edades avanzadas. Por otro lado, el entorno socioafectivo tiende a menguar. Todo ello disminuye la autonomía y aumenta la vulnerabilidad de la persona, que se ve más limitada. La propia evolución física y emocional puede ser un motivo desencadenante de ansiedad.

Estrés y presión social

La exposición a situaciones estresantes o experiencias traumáticas que dejan huella (como fallecimientos de seres queridos, duelos…), y la presión social (incomprensión del entorno familiar, problemas económicos…) que, en muchas ocasiones, se ejerce contra el envejecimiento, son causas de este trastorno.

Enfermedades crónicas

La tercera edad es una etapa en la que son habituales las enfermedades crónicas (por ejemplo, artrosis, hipertensión, depresión…). A menudo se presentan combinadas y dan lugar a una percepción pobre de la propia salud. Todo ello puede funcionar como un factor predisponente a los problemas de ansiedad.

Síntomas de ansiedad

La sintomatología de la ansiedad en personas mayores se manifiesta a través de los ejes físico, cognitivo y conductual.

  • Síntomas físicos: por ejemplo, tensión y dolor muscular, dolor de cabeza, falta de aire, sudoración excesiva, mareos, taquicardias y palpitaciones, hormigueo en extremidades, etc.
  • Síntomas cognitivos: excesiva preocupación, pensamientos recurrentes, problemas de memoria, obsesiones…
  • Síntomas conductuales: cambios sustanciales de comportamiento, mayor irritabilidad, nerviosismo, hiperactividad o hipoactividad, trastornos de sueño, inseguridad, falta de apetito, evitación de determinadas situaciones, etc.

Tipos de trastorno de ansiedad en el adulto mayor

Según diferentes estudios, los trastornos de ansiedad en personas mayores de 65 años duplicarían a los casos de demencia y serían cuatro veces mayores que los de depresión.

En la tercera edad, las formas de ansiedad que presentan mayor prevalencia son el trastorno de ansiedad generalizada y diferentes tipos de fobias.

Trastorno de ansiedad generalizada (TAG)

Se caracteriza por un exceso de preocupación ante determinadas situaciones o circunstancias que, en condiciones normales, no se produciría.

Para un correcto diagnóstico de este trastorno, los síntomas deben persistir y ser constantes durante, al menos, un periodo de seis meses y deben ser validados a través de la Escala de Gravedad del Trastorno de Ansiedad Generalizada (GADSS).

Veamos los principales rasgos de esta patología:

Problemas en el sistema nervioso

Sudoración excesiva, mareos, hiperventilación, palpitaciones, taquicardias, sequedad de boca…

Problemas cognitivos

Afectan a la facultad de memoria a corto y largo plazo, a la capacidad de concentración y de aprendizaje y se ve alterada la toma decisiones.  

Por otro lado, al existir esa preocupación excesiva, los pensamientos negativos y recurrentes invaden a la persona, interfieren en su actividad diaria y abren la puerta a las obsesiones.

Problemas conductuales

Como se ha comentado, la ansiedad puede manifestarse con cambios comportamentales que incluyen una mayor agresividad e irritabilidad, derivadas del miedo o frustración ante determinadas situaciones.

Asimismo, el nerviosismo puede llevar a la persona a un estado de hiperactividad, aunque también se presentan casos de pasividad.

Trastorno de pánico

Las crisis de pánico son trastornos de ansiedad en personas mayores que se producen durante periodos de miedo intenso e irracional, ya que no existe un peligro objetivo de la magnitud que la persona identifica.

Tras los primeros ataques de pánico, la persona puede llegar a aislarse socialmente.

Síntomas

Los síntomas más frecuentes de este tipo de trastorno incluyen: temblores, sudores excesivos, escalofríos, sensación de asfixia, presión en el pecho, hormigueos, aumento del ritmo cardiaco, náuseas…

Fobias

Aunque menos frecuentes en el adulto mayor las fobias son trastornos de ansiedad que consisten en miedos irracionales ante estímulos (situaciones, cosas, personas…) que no representan peligro real. Por ejemplo, fobia social, agorafobia, lugares públicos…

Agorafobia

La agorafobia se define como la ansiedad ante situaciones o lugares de los cuales resulta difícil escapar, según la percepción del sujeto. Por ejemplo, estar en la cola del banco, en el supermercado, viajar en autobús o en avión, en el medio de una fila de butacas en el cine, etc.

Por lo tanto, el sujeto tiende a evitar este tipo de situaciones, produciéndose un aislamiento que afecta a su vida cotidiana.

Trastorno obsesivo compulsivo (TOC)

Este trastorno de ansiedad se manifiesta a través de obsesiones, la mayoría de ellas relacionadas con la propia salud (miedo excesivo a ponerse enfermo), la limpieza (por ejemplo, lavarse compulsivamente las manos), la obsesión por el orden o los llamados rituales de verificación, motivados por la inseguridad de la persona mayor ante su merma de facultades cognitivas. Por ejemplo, la persona comprueba una y otra vez que ha cerrado correctamente la puerta o ha apagado las luces.

Trastorno por estrés post traumático (TEPT)

Es un trastorno de ansiedad en personas mayores que se produce después de haber sufrido un trauma, ya sea físico o psicológico.

Así pues, un accidente o la pérdida de un ser querido son dos ejemplos de eventos que pueden provocar un trastorno de estrés post traumático.

Insomnio, pensamientos negativos recurrentes, flashbacks del trauma y aislamiento social y emocional son algunos de los síntomas de este trastorno.

Cómo prevenir y tratar la ansiedad en personas mayores

La prevención y el tratamiento de los trastornos de ansiedad en personas mayores implican unos hábitos saludables, una vida social activa y la terapia psicológica en caso de ser necesaria.

Estilo de vida saludable

Hacer ejercicio físico moderado a diario, llevar una alimentación equilibrada, evitar el alcohol y el tabaco, seguir unas pautas de sueño y descanso ordenadas, practicar técnicas de relajación… son algunos de los factores que pueden prevenir la ansiedad en personas mayores.

Apoyo social

Huir del aislamiento. No descuidar la vida social y contar con el apoyo de familiares y amigos de confianza, así como mantener las aficiones, es fundamental para prevenir la ansiedad. La comunicación emocional es básica también a edades avanzadas.

Terapia

El tratamiento de los trastornos de ansiedad en personas mayores pasa necesariamente por la terapia psicológica, que puede ser apoyada por la farmacológica.

La terapia cognitivo conductual es la más habitual en esta clase de trastornos. Básicamente, el paciente debe aprender estrategias de afrontamiento ante las situaciones conflictivas, identificar los pensamientos perturbadores, entrenarse en técnicas de relajación y en la conversión de pensamientos negativos en positivos.  

Respecto al tratamiento farmacológico, es una alternativa que puede resultar de ayuda, aunque se descarta como primera opción y se prescribe solo en casos determinados, por los efectos secundarios que puede sufrir la persona mayor.

Conclusión

De acuerdo con diferentes estudios, los problemas de ansiedad tienen una incidencia considerable en la tercera edad, mucha más de la que se les suele atribuir.

Es un tipo de trastorno que afecta de forma importante a la vida diaria de la persona. Por ello, es fundamental tanto su prevención como su tratamiento.

En Caser Residencial somos especialistas en tratamiento psicogeriátrico y podemos ayudar a resolver cualquier problema de ansiedad que padezca la persona mayor.

 

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